REFRANES ANTIGUOS

Algunos refranes

Muchos de estos refranes son de amplia difusión; otros, que aluden a prácticas agrícolas o a rasgos geoclimáticos específicos, son más locales. Es siempre importante situar geográfica e históricamente los refranes (cuestión poco tenida en cuenta por la mayor parte de los coleccionistas, que los acopian a granel); sin una localización precisa, la doctrina contenida en ellos pierde su sentido. Pero es de interés anotarlos en su contexto, mostrando las formas particulares que adopta el léxico, las segundas intenciones, las coletillas con las que se matiza o se ridiculiza el refrán, las interpretaciones populares. Se perdonará la frecuencia con que es citado Gonzalo Correas, catedrático de griego en la Universidad de Salamanca en el siglo XVII, de quien se cuenta que, sentado con una mesita en el puente sobre el Tormes, pagaba una moneda a cualquier arriero o labrador que supiera decirle un refrán que él no conociera todavía. De hecho es llamativa la correlación entre muchos refranes actuales.

 

 

 

Sol madrugador y cura callejero, ni el sol calentará ni el cura será bueno: «sol madrugador», particularmente en invierno, es el que se produce en auroras despejadas, que amanecen sin nubes. Del cura se esperaba antes que fuera discreto y que llevara vida apartada. No estaba bien visto que anduviera en corrillos o, menos aún, que fuera a la taberna. Análogo en Sayago (Panero, 2000; p. 205). Es refrán difundido. En Galicia se dice: «sol madrugueiro, non dura o dia enteiro» (Cobos, p. 242); en Castilla, «sol que mucho madruga, poco dura»; en Asturias, «Sol madrugador, cura caleyero y aldeano cortés, para joder a los tres».

Sol madrugador, poco llovedero: parece indicar que, si el día amanece despejado, es improbable que termine lloviendo. (ATS, El tiempo, p. 117)

Día de niebla, día de siesta: es decir, si amanece con niebla, es frecuente que salga un buen sol más tarde, convidando a dormir la siesta. Se recoge igual en Monleras (Solano, 1989, p. 232). En Portugal (Alves Ferreira, 1999), «manhã de névoa, tarde de sesta». Se le añadía una coletilla escéptica: «día de niebla, dia de siesta, si no se queda lloviendo».

El agua, pa las ranas: se decía encareciendo las virtudes del vino.

Ama de cura, reina de España: se les atribuía una vida muy regalada, porque no tenían que cuidar de hijos ni trabajar en el campo.

El cura, que no tiene mujer, la tiene que poner: atribuye, maliciosamente, la necesidad del cura de buscarse un apaño, tal vez con el ama.

Bien comido, bien bebido, bien armado: cuando hay buena alimentación hay buena potencia.

Los bienes del sacristán, según se vienen, se van: porque son de poca enjundia. Se recoge un refrán parecido en Correas (1627): «la hazienda del klérigo, entra por la puerta i sale por el humero». Humero es la chimenea. También «la hazienda del abad, kantando se viene i chiflando se va» (Combet, 1967, p. 208).

Salves y credos, y los cuartos quedos: es decir, muchos rezos y muchas devociones, pero pocas generosidades. Era acusación a los beatos agarrados. También se oye «credos, credos, pero los cuartos quedos».

Dar y tener, y que nos vengan a ver: son deseos que el adulto quiere asegurar para su vejez: poder seguir dando (a los hijos), conservando, y recibiendo visitas de ellos (en casa propia, es decir, manteniendo la independencia). En general expresa el deseo, aplicable a cualquiera, de tener bien repuesto el bolsillo y la despensa para poder ocupar una posición socialmente central. Para ello es preciso ser parco en el dar para poder seguir instalado en eltener y con ello asegurar el que nos vengan a ver. A través de este segundo matiz, el refrán puede entenderse como una invitación a ser hospitalarios pero sin tirar la casa por la ventana.

Amigos, sí, pero el burro en la linde: recomienda que la amistad no debe ser excusa para el abuso; y que cierta desconfianza debe acompañar a las efusiones de los afectos. Es refrán difundido. También se oye la forma «amiguitos, sí…». Se contaba a propósito el siguiente cuento: un burro andaba comiendo en un trigal; llegó el amo de la tierra y le dijo al amo del burro: «oiga, que el burro está comiéndose el trigo»; y el otro le dijo: «no hay que preocuparse, que el burro está capado».

Déjate de pamplinas y músicas finas: es invitación ruda al pragmatismo. Con ella, a veces cruelmente, se esquiva el mundo de la teoría y de la ensoñación en aras de una búsqueda de realidades.

Agua de mañana y concejo de tarde no hay que temblarle: la lluvia mañanera suele ser de corta duración; el concejo convocado por la tarde es por lo común rutinario, carente de urgencias, y por lo tanto proclive a las discusiones ociosas de los hombres, que van a entretenerse. Idéntico refrán en Sayago (Panero, 2000; p. 206). En Alcoba de la Ribera (León), «concejo de tarde, todo se vuelve aire». Mucha reunión podía ser indicio de falta de tareas perentorias: «En el rruin pueblo, kada día konzexo» (Correas, 1627).

Hielo sobre lodo, agua sobre todo (ATS, El tiempo, p. 119): cuando hiela tras lluvias prolongadas, de invierno, es de prever que se sucedan grandes lluvias. Idéntico en Palacios del Arzobispo (Pal, p.55) y en Sayago (Panero, 2000, p. 206). Es refrán ya conocido por Correas (1627): «Elada sobre lodo, agua sobre todo» (explicación: «ke llueve tras ello») y «elada sobre lodo, nieve hasta el hinoxo». Y los gallegos decían: «xiada sobre lama, agua demanda».

Por los Reyes, lo conocen los bueyes; por San Vicente una hora en creciente; y por San Blas, una hora más: alude al crecimiento de los días tras el solsticio de invierno. El 6 de enero, es casi imperceptible, pero ya los bueyes se percatan de un leve alargamiento de la jornada, y acusan el cambio porque deben trabajar más tiempo (su labor se regía por el sol); ya por San Vicente (22 de enero), los días han crecido en una hora; y por San Blas (3 de febrero), en dos. (ATS, El tiempo, p. 120). En Palacios del Arzobispo se recoge el refrán, también extraído de Morán (1954), «Por los Reyes lo conocen hasta los bueyes» (p. 58). En Cataluña se dice: «pels Reis, ase és qui no coneix» (por Los Reyes, burro es quien no se percata» (Cobos, p. 246). En Portugal, «no dia de Natal, têm os dias mais um salto de pardal». Véase en Correas (1627): «Por San Sebastián, ia lo ve el rrekuero en el andar»: ya se percata del crecer de los días. «A Nabidad de Santa Luzía, kreze el día un paso de gallina». Y también: «Por San Andrés, kreze el día sí es, no es; por Santa Luzía, un paso de gallina; por Nabidá, kienkiera lo verá» (referido al antiguo calendario santoral, que iba con diez días de adelanto).

Por San Vicente, cigüeña, vente: para llegar por San Blas, como se decía (ATS, El tiempo, p. 120). Es refrán muy difundido. San Vicente cae el 22 de enero.

Por San Vicente, agua creciente. Correas (1627) recoge un refrán de fórmula similar: «Por San Vizente, toda agua es kaliente», en el que se alude al efecto mitigador del frío que tiene la lluvia o la nieve cuando caen en pleno enero. En efecto, San Vicente (22 de enero) y San Lorenzo (10 de agosto) eran tradicionalmente considerados el extremo del frío y del calor en el ciclo anual: «San Vizente, friura, San Llorente kalura; uno i otro poko dura» (Correas).

Si llueve en enero, buen baleo. El baleo fino nacía en tierras que se inundaban en invierno. Se le añadía a este refrán la coletilla «y buena mata de baleo bueno». Morán (1954) recogió en la provincia de Salamanca el refrán: «agua en febrero, buen prado y buen centeno, y buena obra de baleo».

Acederas en marzo, calenturas pa tol año; acederas en abril, calenturas pa morir: ver la voz acedera.

Si el cuco no canta entre marzo y abril, o el cuco se ha muerto o la fin va a venirLa fin es el fin del mundo. Idéntico en Sayago (Panero, 2000; p. 205) y en Aliste (Rodríguez Fernández, 1992, p. 425). En Salamanca se recoge en La Vellés, Tardáguila y Terradillos (PCS, p. 62). Este refrán debe de ser antiguo, pues ya figura en Correas (1627): «si el kuko no canta entre maio i abril, o él es muerto, o la fin kiere venir»; y también: «A tres de abril el kuko á de venir; i si a los ocho no es zierto, o él es preso o muerto» (Combet, 1967; p. 277). Incluso en el leonés de tierra de Miranda (Portugal): «se el cuco nũ benir / antre Marçio e Abril, / o l’cuco yé morto, / o la fĩ quier benir» (Mourinho, 1984, p. 35).

El cuco que en marzo canta, viene abril y lo callanta: véase en la vozacallantar

Desde la Cruz de mayo hasta la de septiembre, repican las campanas hasta que se quiebren (ATS, El tiempo, p. 121). La primera es el 3 de mayo; la segunda (Exaltación de la Cruz), el 14 de septiembre. Se recogió la variante: «Desde Santa Cruz de mayo hasta la cruz de septiembre, repican las campanas hasta que se quiebren»

No hay abril que no sea vil, o al entrar o al salir, o al medio pa no mentir: Se dice por miedo a las heladas. Igual, entre otros, en Palacios del Arzobispo (Pal., p. 56) y en Morán (1954). En Tardáguila se decía: abriles y caballeros, de ciento sale uno bueno (ATS, El tiempo, p. 27 y 128). Correas (1627): «Nunka vi abril ke no fuese rruin, ora al entrar, ora al salir».

Dichoso mes, que empiezas con los Santos, y acabas con San Andrés: se refiere a noviembre (ATS, El tiempo, p. 129). San Andrés cae el 29 de noviembre. También se dice «que entras con Los Santos…». Igual en Palacios del Arzobispo (p. 57). En Sayago se completa con «… que entra con los Santos, media con San Eugenio y acaba con San Andrés» (Panero, 2000; p. 207).

Por sembrar temprano y segar en verde, ningún labrador se pierde: (enmendado sobre la versión que recoge ATS, El tiempo, p. 133). Idéntico en Morán (1954), en Panero (2000; p. 203) y en Palacios del Arzobispo (Pal., p. 55).

Más vale maná, que espiga graná. Preferible es una cosecha densa, con manojos abundantes, aunque las espigas salgan poco granadas, que una cosecha rala, aunque las espigas vengan muy cargadas de grano. La cuestión era polémica. Había quienes preferían sembrar mucha simiente, aunque las espigas salieran poco granadas. Pero también se pensaba lo contrario, como advierte una forma variante del refrán anterior: «Por sembrar ralo y segar en verde, ningún labrador se pierde» (recomienda no despilfarrar simiente).

Por San Gregorio, la pipita en el hoyo: parece referirse a la conveniencia de sembrar el melonar en tal fecha, en mayo. No hay memoria clara sobre el día de San Gregorio: unos lo sitúan el 8 o el 9 de mayo, otros el 15 de mayo.

Arco pa Ledesma, coge los bues y vete a la taberna. Bragada por Ledesma, coge los bues y vete a la taberna. También «desuñe los bues». Aconseja al labrador que si ve cielo de poniente con arco iris o amarillento y descolorido («sol de agua»), es decir, con bragada, debe dejar la arada y ponerse a cubierto de la lluvia que se avecina, refugiándose en la taberna. En Aliste, «bocana pa abajo, vaca bragada pa arriba, agua pa todo el día» (Rodríguez Fernández, 1992, p. 427). Bocana es cielo claro. Lo contrario de «vaca bragada» es «vaca desollá». Lo primero son nubes pálidas y amarillentas; lo segundo, cielo de arreboles y color rojo.

Ya Correas recoge en 1627 un refrán de igual estructura: «Kuando vieres el arko hacia Ledesma, desuñe los bues i vaite al aldea; o a la taverna». Lo explica así: «En tierra de Salamanka, ke kae Ledesma al gallego, entre Ozidente i Setentrión; porke kon los aires de akel lado son ziertas las aguas». Este dicho tal vez se originara en pueblos cercanos a la capital, que al ver el arco iris en Ledesma, tenían el nublado a su noroeste, y por lo tanto lluvia inminente. En Galicia se dice: «arco da vella ó ponente, solta os bois e vente» (Cobos, p. 232). También se recoge actualmente en Palacios del Arzobispo, al nordeste de Ledesma: «arco iris pa Ledesma, coge los bueyes y vete a la taberna» (p. 59). Este refrán procede de la colección de Morán (1954). «Arco-íris contra a serra, chuva na terra; arco-íris contra o mar, tira os bois e põe-te a lavrar» es refrán portugués de similar contenido.

Arco pa La Orbada, uñe los bues y vete a la arada. Bragada pa La Orbada, uñe los bues y vete a la arada. También «coge los bues». Aconseja al labrador que si ve cielo de naciente (hacia el este) con arco iris o amarillento y descolorido, es decir, con bragada, debe aprovechar el día de sol que sin duda se anuncia e ir a arar. En efecto, el sol de agua a naciente indica que la borrasca ya ha pasado, y que ya las bajas presiones caminan hacia el Mediterráneo. El refrán de Correas (1627) «arko en la Vellesa, agua zierta», acompañado de la explicación «es lugar al oriente de Salamanka», parece contradictorio, puesto que La Vellés y La Orbada quedan para el mismo lado. Sin embargo, han de entenderse que estos dichos tienen validez sólo local.

Cuando marzo mayea, mayo marcea: cuando hace calor intempestivo en marzo, luego el año recae en invierno más adelante, hacia mayo. Idéntico en Sayago (Panero, 2000; p. 206). Análogo es el refrán de Palacios del Arzobispo «nieblas en marzo, hielos en mayo» (p. 58) y el de Figueruela de Arriba (Zamora): «neblinas en marzo, heladas en mayo». Correas recoge un refrán análogo para el mes anterior: «Si hebrero no hebrerea, marzo marzea; o kanpea». Y explica «ke si no haze invierno en hebrero, le haze en marzo».

Muchas velitas chicas hacen un cirio pascual. Recomienda el ahorro. Considerando con respeto el pequeño ahorro se consigue, andando el tiempo, grandes resultados. Correas recoge una formulación análoga: «Muchas kandelitas hazen un zirio». Interpreta el refrán no sólo en relación con el ahorro sino también con los efectos acumulados del beber tragos sueltos durante el día: «ke muchos pokos hazen un mucho; i del ke en el día beve muchas vezes, i se le antoxa ver kandelitas, i a la noche mui grande llama de zirio». También: «Todo el día kandelitas, i a la noche zirio paskual. Del ke entre día beve muchas tazas -eso llama «kandelitas»-, porke kon ellas ve muchas luzes; a la noche kae tan borracho ke ve luz grande dentro de su cholla».

El marrano más ruin es el que más guerra da en la porcá: es decir, que de una reunión o concejo, es el de menos mérito quien más conflictos crea. Correas (1627): «El más rruin puerko rrebuelve la pozilga; o El puerko sarnoso…»

La hija, de la verija; la nuera, de la cadera. Es decir, la hija es más entrañable mientras que la nuera es advenediza. Unamuno ya recoge una variante de este refrán en su Recopilación: «las hijas de mi hija de la verija, las hijas de mi nuera de la cadera». Análogamente, en Zamora: «los hijos de mi hija nietos son; y los de mi nuera, sabe Dios» (Cortés Vázquez, 1995). Correas (1627): «Al hixo de la hixa, métele en la vedixa; al de la nuera, dale del pan i échale fuera».

Tal ella, tal él; tal ella, tal él: con esta secuencia se interpreta el son de campanas cuando repican a boda. Con esto, las campanas parecen avisar de que la boda es entre iguales, labrador con labradora, jornalero con jornalera. Antes era excepcional que una boda uniese a novios de muy diversa fortuna. Similar atribución de voz a lo inanimado se da en la secuencia de ‘La Molinera’ propia del toque de campanas en día de fiesta. El folklore pone palabras a los sonidos inanimados o a las voces y reclamos de los animales. Rodríguez Marín habla del son de campanas de dos pueblos de Guadalajara, que se acusan mutuamente de judíos: en Cifuentes, las campanas dicen «judíos son; judíos son»; en Rubiales, «y sí que lo son; y sí que lo son…»

Molinera, molinera, / muele bien el trigo, / que la panadera / viene de camino / para hacer el pan. Es lo que se supone que va diciendo la campana cuando la repican para fiesta. Llop y Álvaro (1986) recogen en Calzada una interpretación variante: «molinera, parte pan, /molinera, molinera, / parte pan, parte pan, / molinera» y otra voz: «molinera, muele el pan». También Correas (1627) recoge algún dicho referente a la interpretación popular del sonido de campanas: «¿A ké tañen las kanpanas? -A kuladas, a kuladas, a kuladas», avisando: «es xuego de niños»; también: «dizen los sinos de San Rromán ke por dar dan»; con la siguiente explicación: ««Sinos» son: las kanpanas; ke pareze ke dizen «dar dan»».

Abril, abril, tus aguas mil, pero que todas cojan en un barril: es una variante calzuda del refrán común; su originalidad estriba en estar planteado exhortativamente, no como una constatación. Es decir, se expresa el deseo o la conveniencia de que en abril llueva a menudo pero con poca intensidad. Correas recoge esta variante: «En abril, aguas mil; en maio, tres o kuatro».

Las mañanitas de abril son dulces de dormir; ¿y las de mayo?: las más dulces de todo el año. Es época en la que las labores de campo no son agobiantes todavía, y el cuerpo, acostumbrado a las largas noches de invierno, tiene hábitos de pereza y se regodea con el amanecer temprano y el canto de los pájaros. Existen numerosas variantes del refrán en otros puntos de la península. En Asturias, por ejemplo: «Les mañanines d´abril son dulces de dormir, y les del mes de mayu les meyores del añu». Tal vez proceda este decir de algún romance galante antiguo. Ya Correas (1627) lo recopila en varias versiones: «Las mañanas de abril, ¡tan dulzes son de dormir! I las de maio mexor, si no despierta el amor; o ¡kuán dulzes son de dormir!; [o] ¡ké dulzes son de dormir!…», «las mañanas de abril, tan dulzes son de dormir; i las de maio, de mío me kaio; o de sueño me kaio». Esta última queja («de sueño me caigo») parece aludir al cansancio tras una noche de retozos.

Engañará la madre al hijo, pero no el hielo al granizo. En invierno, siempre que cae granizo, hace luego mucho frío o hielo por la noche. Es refrán común en otras partes: «faltará la madre al hijo, pero no el hielo al granizo«, se dice en Hinojosa de Duero; también lo recoge Morán (1954). Ya es citado por Correas: «miente el padre al hixo, i no la elada al granizo» o «miente la madre al hixo, mas no la elada al granizo«.

Las misas salen de la sacristía: detrás del altar visible se cuecen las intrigas a puerta cerrada.

Cuanto más amigos, mejores cuentas. Recomienda llevar las cuentas claras, aun entre amigos. También Correas recoge una advertencia similar: «Entre ermano i ermano, dos testigos i un eskrivano».

Mes de mayo, mes de la maldición, que apenas amanece y ya se ha puesto el sol. Es queja de enamorados, que quieren que el día y sus galanteos no acaben nunca. En Correas (1627): «Días de maio, días de desventura; aún no es mañana, i ia es noche eskura; o aún no es amanezido, i ia es noche, eskura»; su explicación es concordante con la que se da en Calzada: «finxen este kuento: ke dos enamorados se toparon al amanezer, un día de maio, la moza kon un kántaro de agua en la kabeza, i el mozo kon una losa a kuestas, i parlando se les fue el día sin sentir, i kexáronse kon las palavras del rrefrán, a ke dieron prinzipio». Esta explicación, sin embargo, es contradicha por la que anota a propósito de este otro refrán («días de maio, días de mal fado, ke no á bien amanezido kuando es anochezido, ke no ai lugar de kozer una olla»): se dice «kontra los perezosos i para poko, ke dan eskusas nezias i rridíkulas». Es decir, parece ridiculizar a criados o rapaces que dan excusas poco creíbles para justificar retrasos en el trabajo. En cualquier caso, la presencia de los amores como fuente de distracción reaparece en este otro refrán: «días de maio tan largos ke sodes, morro de fame, de frío i de amores».

La luna de octubre, que siete la cubre. Se decía que tal como cayera el tiempo (seco, o con hielo, o de lluvia) en la noche de luna llena de octubre, así serían los siete meses siguientes. Se añadía «y si llueve, nueve».

Por San Simón y San Judas buenas saben las uvas. El 18 y el 29 de octubre vienen a coincidir con la maduración de las uvas y su recolección. Es refrán de amplia difusión. Ya en Correas: «A San Simón i Xudas, dulzes son las uvas». Y en forma variante: «Por San Simón i Xudas, koxidas son las uvas, tanbién las verdes komo las maduras».

De dinero y santidad, la mitad de la mitad: hay que ser escéptico ante las declaraciones de riqueza o de virtud. Es refrán muy difundido por España. Correas (1627) recoge el refrán «dinero, seso i lealtad, es menos de la mitad» y explica: «por flakeza umana».

Si oyes tronar en marzo, aprieta la cuba y el mazo. Porque la vendimia será rica. No está claro: en Asturias dicen: «Cuandu oyas tronar a marzu, da-yos a les pipes col mazu». En otros sitios se oye el refrán: «Si en marzo oyes tronar, prepara la media y el costal». En la provincia de Salamanca, «tronando en marzo, prepara la cuba y el mazo» (Morán, 1954). Análogo en Correas (1627): «Si elare en marzo, buska kubas i mazo si en abril, tórnalas al kubil». Asimismo: «Kuando atruena en marzo, aparexa las kubas i el mazo» o «kuando atruena en marzo, hiere tus kubas kon el mazo». La explicación de Correas es la siguiente: «tronar i atronar es señal de kalor i agua, lo kual, si haze en marzo, denota ke la vid está fuera de peligro de los ielos i avrá abundanzia de uva».

Al sayagués ni le quites ni le des. Porque los sayagueses tienen fama de rectos y austeros. Ya esto viene de antiguo: «¿Vuesa merzed viene a her xustizia o a poner krianza? [= ¿viene a hacer justicia o a enseñar educación?] Preguntó esto un saiagés en Zamora a un Korrexidor rrezién venido, porke le mandó prender porke pasando delante dél no se kitó la kaperuza, o por no le ver, o por no le konozer; i pónese por eszelente dicho» (Correas, 1627).

Los armuñeses tienen siete chalecos. Es decir, mucha reserva y disimulo: nunca acaba de adivinárseles la intención o el final de sus cálculos. Por eso se decía: «¿armuñés y se deja ahorcar?: su cuenta le tendrá». Un jefe falangista dio en el Corrillo un discurso de exaltación patriótica, y al llegar al punto más emotivo declaró: «no es cierto que los armuñeses seáis los de los siete chalecos: sois los de los siete corazones».

Trillar con niños es mear la parva: la ayuda que dan los niños en las faenas adultas es a menudo más un perjuicio que un favor. Los rapaces, a quienes a menudo se dejaba sentados en el trillo mientras éste daba vueltas, eran poco fiables. Se distraían, dejaban que los bueyes comieran de la mies, no recogían las boñigas que iban cayendo, o se enzarzaban en batallas para tirarse del trillo. La pérdida de tiempo resultante exponía al labrador a ciertos riesgos. El más temido era que, por la demora, viniese un nublado y se mojara la parva. Análogo, pero referido a la poca capacidad para la trilla de los burros, es este dicho recogido en la provincia de Salamanca: «trillar con burros, ensuciar la parva» (Morán, 1954). Algún refrán de contenido equivalente, aunque diferente formulación, es recogido por Correas (1627): «Ara kon niños, i koxerás kardillos»; «Kien kon muchachos ara i kon asnos trilla, kagaxones akriva».

Ajo, ¿por qué te criaste tan ruin?: porque no me plantaste por San Martín: (ATS, El tiempo, p. 135). San Martín cae el 11 de noviembre. Similar en Palacios del Arzobispo (p. 57) y en Morán (1954), donde se recoge también el refrán «el buen ajil, por San Martín» (procedente de Morán, 1954). En Portugal (Alves Ferreira, 1999): «se queres bom alhal, planta-o pelo Natal». Correas (1627) también incluye una variante de este refrán en su recopilación: «Axo, ¿por ké no fuiste bueno? -Porke no me halló San Martín puesto».

El ajo de enero llena el mortero. A pesar de la recomendación anterior, aquí se indica la conveniencia de sembrar en enero. La aparente contradicción se resuelve así: los ajos plantados anticipadamente, por San Martín, son más resistentes y duraderos. Los plantados en enero crecen más. En Extremadura, en efecto, Gutiérrez Macías recoge el refrán: «El ajo de Enero llena el mortero; pero yo de Diciembre lo quiero».

Día que pase de enero, libras que pierde el ajero. Es el complemento del refrán anterior. No hay que retrasar más que hasta enero la siembra del ajo. Una variante de este dicho se registra en Monleras: «cada día que pasa de enero, un diente de ajo pierde el ajero» (Solano, 1989, p. 33).

Por San Marcos, el garbanzal ni nacido ni por sembrar. Es decir, han de sembrarse los garbanzos poco antes del 25 de abril. En Aliste se dice «…ni nacido ni en el costal». En otras zonas de Salamanca, se añadía con sarcasmo: «la vieja que lo decía, en tres parras los tenía» (no le iba demasiado bien, ni aun con el consejo; extraído de Morán, 1954). En cambio, en Palacios del Arzobispo, la coletilla es: «y la vieja que lo decía, bien nacidos los tenía» (Pal., p. 56); análogo en Sayago (Panero, 2000; p. 204). Correas (1627): «En maio, el garvanzal ni nazido ni por senbrar».

El cuco que en marzo canta, viene abril y lo callanta: véase en la vozcallantar.

Acederas en marzo, calenturas pa tol año; acederas en abril, calenturas pa morir. Véase en la voz acedera. También se recoge acederas en abril, hacen daño pa morir.

San Lorenzo el airoso. Del día de San Lorenzo, 10 de agosto, se decía que era de buenos vientos, favorables para la limpia de las parvas.

Por mucho que labre el carpintero, no irá la astilla muy lejos del madero: sugiere que los hijos salen a los padres, por mucho que se les pula y eduque. O quizás que el trabajador, aunque se aplique y esfuerce, no saldrá de su medianía y tendrá que seguir al pie del cañón. Se recoge también en Morille.

Gente moza, gente loca: alude a las alegres excentricidades del mocerío, que cantan, gritan o ríen por impulso, en una feliz inconsciencia que los adultos reprueban con ánimo mitad moralizante, mitad envidioso.

El vino por San Andrés, vino viejo es. El vino se suele hacer hacia el día del Pilar (12 de octubre) con posibles fluctuaciones de fecha ligadas al clima, pues las uvas pintanantes o después en función de las lluvias o los soles. Hacia San Andrés (30 de noviembre) el mosto ya ha madurado lo suficiente como para que se le considere vino.

Yegua apeada, prado halla: indica que, a pesar de las arrapeas, las caballerías saben arreglarse para buscar pasto; de forma traslaticia, el refrán es aplicable a las adolescentes, que aún ligadas por normas y vigilancias paternas, saben buscarse amores. En Correas (1627) está idéntico: «iegua apeada, prado halla. Iegua kansada, prado halla».

Nos han comido la merienda y nos han cagao en el morral: se dice cuando a una degradación o agravio le sigue otro. Equivale al dicho común «tras cornudos, apaleados».

Siempre que se hace limpieza, engorda el mudadal: el muladar o basurero se nutre de los objetos inservibles que salen a la luz en las limpiezas, así como de las cosas que se van rompiendo y desgastando durante la propia faena de limpiar.

Al serrador, vino, y a la sierra, tocino: se decía en las largas jornadas de sierra, cuando en el monte de Huelmos o de Valencia, un grupo (a veces, una familia) pasaba el día ocupado en derribar una encina o un quejigo. Es refrán difundido. El vino era estímulo para el serrador o cortacino, y el tocino, lubricante para la sierra. Los carpinteros y los carreteros también daban jabón a la sierra para lubricarla. El roce de la sierra en el monte producía un sonido musical, muy armonioso, que podía oirse de lejos. A veces, las encinas viejas, si se cortaban cerca de la base del tronco, podían tener piedras incrustadas en la madera, procedentes del crecimiento del árbol: esto era peligroso para los cortacinos(Gómez Gutiérrez y Pérez Fernández, 1992). En Monleras se añade la siguiente coletilla: «a la guadaña, piedra, y al guadañino, vino» (Solano, 1989, p. 241).Guadañino es el que siega con guadaña; formación análoga a la de cortacino‘leñador’, común en Salamanca.

Come más pan que un gallego: hace referencia a los segadores gallegos, que venían en cuadrilla desde sus aldeas, a pie, con su hoz y con un gran pan de centeno en el morral (a veces el pan venía preñado con tocinos y chacinas que se habían cocido conjuntamente con la masa en el horno). La importancia del pan no se limitaba a los gallegos. También era el pan pieza central del sustento en gran parte de León y Zamora. Madoz (1845-1850) refiere, al describir el partido de La Bañeza, que sus habitantes «no se alimentan sino con pan de centeno mal amasado y peor cocido en panes ú hogazas de 8 ó mas libras, patatas, guisantes y alguna carne salada de cabra». El apetito de los segadores debía de ser proverbial, y en las comidas que el labrador les daba, por contrato, es comprensible que devoraran el pan blanco de Calzada.

El dinero y el jamón para las ocasiones son: hay que saber ser generoso con lo que se tiene cuando llega el momento indicado.

Tacita de plata, tres días en la espetera. El encaprichamiento por las novedades se desvanece pronto, una vez que el objeto deseado empieza a hacerse cotidiano. Juan de Valdés, en su Diálogo de la lengua, hace uso de este vocablo «no estiman las mugeres ni hazen más caso dellas que de los asadores, cuchares y cazos que tienen colgados de la espetera».

Casablanca, la blanca, ¿quién te mantiene?: los pobres labradores, que van y vienen. Esta variante del cantar más conocido, que se aplica a Salamanca, circulaba en Calzada, tal vez como floreo ocasional. Es también el molde de otras canciones populares: «Las chicas de Laceana, / ¿quién las mantiene?: / los arrierus, madre, / que van y vienen» (Laceana o Llaciana está en León). Jorge Isaacs, que murió en 1895, recogió en Colombia este cantar: «—Dime, niña bonita, / ¿Quién te mantiene? / —Las tropas de Colombia / que van y vienen». En un fandango de San Vicente de Alcántara (Cáceres): «Castillo de Mayorga, / ¿quién te mantiene?: / la viuda de Sama / que mucho tiene».

La cosecha de Valdunciel, que no carga ni desampara: es decir, que no hace rico, pero tampoco consiente la ruina del labrador. Se decía que en Valdunciel salía mucha gamarza, lo que mermaba la productividad. También se empleaba como término de comparación: «tiene más gamarza que Valdunciel».

El trigo le dijo al centeno: / cañas vanas, cañas vanas, / mucho medras, poco granas. / El centeno al trigo dijo: / cállate tú, porretudo, / que a las faltas bien te ayudo; en vez de «porretudo», también se dice «gigante, cabezudo». Las faltas son los años difíciles, en los que el centeno, más frugal, permite al menos una cosecha. La primera parte se recoge también en Palacios del Arzobispo: «el trigo dice al centeno: anda, cañas vanas, mucho creces, pero poco granas» (Pal, p.55); el refrán procede de Morán (1954). Se trata de un tema antiguo, que ya aparece repetido en Correas (1627): «zankas vanas, zankas vanas, tenprano espigas y tarde granas. –Kalla, kalla, rrodilludo, ke a do tú faltas io kunplo ; o Kalla, kalla, haldudo, ke a las faltas bien te aiudo» (Combet, 1967, p. 298). Otras versiones: «anda, zankivano, presto en la espiga i tardo en el grano. -Anda, meolludo, ke en tus menguas bien te aiudo»; y sigue así: «Kalla, zankivano, ke en el año bueno no vales un grano. -Kalla, meolludo, ke en el malo bien te aiudo».

Cuando el grajo pasa por tu lugar, a grande o a chico quiere llevar: También «cuando canta la graja del lugar…». Los mayores tomaban el vuelo y graznido del pájaro sobre los tejados como presagio de que alguien en la casa iba a morir. Se suponía que olían la muerte. El ave, de plumaje negro y voz ronca, ha sido tomado tradicionalmente como «pájaro de mal agüero».

No soy de La Mata, soy de Aldeatefastidien. Los de La Mata eran famosos arrieros, hasta que el ferrocarril los vino a arruinar. Había uno que iba siempre a pie con las alforjas al hombro, y por burlarse de él, una señora le preguntó a voces: «¿es usted de La Mata?» Y la respuesta que dio el hombre fue la frasecita, quizás con un sinónimo más áspero. En las retahílas geográficas se cantaba: «De La Mata, arrieros, / de Carbajosa, la herrera, / de La Vellés son los majos, / de Arcediano las doncellas» (Ledesma, 1907), pero una variante posterior dice: «de La Mata son los burros, / y de Carbajosa, la herrera» (Sanz, 1953). La invención de topónimos ofensivos para el receptor es un recurso conocido en la literatura popular: «vivo en la calle revientes, / esquina rómpete el alma, / donde el demonio te lleve, / maldita sea tu facha» (Morán, 1924).

Tres cosas tiene Zorita que no las tiene Madrid: el molino, la chopera y la casa de Solís. De cuando se iba al Tormes a moler y a lavar. El molino, que se electrificó temprano para convertirse en fábrica de harina, sigue allí. Era de D. Bernardo Olivera, prócer ledesmino. La chopera ha sido reemplazada por otras de variedades comerciales madereras de álamo. La casa de Solís, con sus tres sequoias, permanece en pie. Este modo de ponderar las excelencias de un lugar es tradicional: por ejemplo, en la Alcarria, «tres cosas tiene Trijueque que no las tiene Torija: el Torreón, la Olivera y el monte de la Matilla» o «tres cosas tiene Viñuelas que no las tiene Madrid: Valdehorcajo, Valdesteban y el jaral de Valdeliz»; en Zamora: «tres cosas tiene Almaraz que no las tiene Zamora, Trigalicos y La Manga y la Viña Valzamora». Debe de ser un molde antiguo, que ya consta en una copla famosa en el s. XIX: «Tres cosas tiene La Habana / que no las tiene Madrid: son el Morro, la Cabaña / y ver los barcos venir». Otras formas análogas: «tres cosas hay que ver en Medina: el reloj, y la plaza, y Quintanilla»; o «tres cosas tiene Viana: las piedras, las Tetas y el monte Solana».

Ser más exagerado que Hermógenes: este Hermógenes era un tendero ambulante, de telas, que iba con un carro tirado por un mulo y cerrado con toldilla. Se jactaba de su melonar, en el que, según él, cabía toda la burricá. Una vez cosechó una sandía tan grande, que, al transportarla, tuvo que quedar media fuera del carro. Es célebre la anécdota de las perdices. Tenía Hermógenes un reclamo y era tal su éxito atrayendo pájaros que el carro, sobrecargado, estuvo a punto de bascular hacia atrás y se vino a «empinar el macho». La misma historia se cuenta con palomas torcaces, yendo Hermógenes por los montes de Valdelosa. Cuando los primeros mozos jóvenes compraron en Calzada coche propio, recibían advertencias jocosas de los viejos: «Cuidado no te pase como a Hermógenes»; en este caso, el reclamo irresistible era el coche, y las palomas, mozas casaderas seducidas por el lujo.

Ir a la peña Marola. Se decía para expresar una tarea de poco fruto o un propósito equivalente a una pura pérdida de tiempo. La Peña Marola está en Casablanca, cerca de la Rivera de Cañedo (parece ser que es la peña que está encima de la Fuente del Bufo y que mira a la vega). Como es terreno totalmente baldío, de afloramientos rocosos, se consideraba el epítome de lo infructífero. Empleaba esta expresión el señor Quico Castañeda.

Por los tesos de Almenara van los siete infantes de Lara: se decía de las lomas de cima plana que hay en la linde entre Almenara y Torresmenudas. La rima empuja hacia esta atribución plenamente fantástica. Otra ficción de no menor enjundia es la que registraba Morán Bardón (1990) en 1932: «en Ledesma y sus cercanías se dice que en Peñameces, o Peñamecer, están enterrados los pastores de Belén».

De Don. Pascual RIESCO CHUECA (2003) Calzada de Valdunciel. Palabras, cosas y memorias de un pueblo de Salamanca, 346 páginas. 24 x 17 cm. Rústica. ISBN: 84-7797-209-5, ediciones Diputación de Salamanca.

 

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